EL HUEVO
Probablemente nos hallamos ante uno de los alimentos más versátiles de nuestra dieta mediterránea. Sabiendo que los de gallina no son los únicos huevos presentes en nuestra alimentación, hoy queremos centrarnos en ellos y hablar de ellos, ya que son muchos los mitos que rondan a su alrededor.
UN SUPER ALIMENTO
Sí, lo es. Así de rotundos consideramos a los miembros de The Playcook al hacer esta afirmación, pero la hacemos desde el conocimiento, con la ciencia como bandera.
El huevo es el alimento que toma la nutrición como estándar para medir la calidad proteica del resto de alimentos. Es decir, de acuerdo con él determinamos si cualquier alimento que analizamos tiene una composición de aminoácidos mejor o peor. El huevo es, por tanto, la mejor opción proteica que podemos ingerir.
COMPOSICIÓN NUTRICIONAL
Para poder valorar un alimento y saber qué consumo deberíamos hacer es básico que miremos cuál es su composición nutricional. En este caso, el huevo es un alimento compuesto de un 75% de agua, un 13% de proteína de alto valor biológico, un 11% de lípidos, un 0,5% de glúcidos, todas las vitaminas del grupo B, A, E y una gran fuente de vitamina D. Destacamos el contenido de hierro como mineral (parte de él fácil absorción) y algunos carotenoides presentes en la yema.
Una destacable curiosidad es que el huevo, para que sea absorbido en su máximo esplendor, requiere el cocinado de la clara, ya que desactiva a sus antinutrientes que impiden que después absorbamos el resto correctamente.
En cambio, la yema tiene una mejor asimilación en crudo, conservando todas las propiedades si no lo cocinamos.
Por tanto, el huevo perfecto es el que tiene la clara cocida y la yema cruda (perfecto en el ámbito nutritivo y generalmente, para todos, en el ámbito gastronómico)
ALGUNOS MITOS…
Lavar los huevos antes de consumirlos
No debería hacerse, ya que el caparazón se volvería permeable a la entrada de microorganismos por tanto, como mucho se puede hacer justo antes de cocinar.
Conservarlos en la nevera
En casa es mejor guardarlos refrigerados porque los cambios de temperatura pueden permeabilizar el caparazón, lo que se puede dar desde el supermercado en casa.
Aumentan el colesterol. Una pequeña parte del colesterol dietético del huevo se convierte en colesterol plasmático, pero no todo es LDL (colesterol “malo”) sino también HDL (colesterol “bueno”) por tanto el ratio HDL/LDL no varía y el riesgo aterogénico tampoco . Por eso éste no es motivo para descartar el huevo como alimento positivo de estar presente en nuestra dieta.
Los huevos blancos son peores
La diferencia del color del caparazón no deja de ser esto, una diferencia de color que varía según la raza de la gallina y su alimentación, pero nutricionalmente son totalmente equivalentes.
LLEGO AL SUPERMERCADO…. ¿QUÉ HUEVOS COMPRO?
Existe una gran variedad por eso es bueno saber leer las indicaciones a la hora de decidirnos sobre cuáles elegir. Algunos aspectos a tener en cuenta son los que se comentan a continuación. Por un lado el peso (XL, L, M, S) que simplemente hará referencia al tamaño, la categoría (A: sólo huevos frescos, B: huevos frescos, refrigerados y conservados, C: no son de consumo directo, son materia prima para otras industrias alimentarias) y por último la forma de crianza de las gallinas que nos lo indicaría el código del caparazón del huevo (3: en jaulas, 2: en tierra, 1: con acceso al exterior con consumo de pienso convencional, 0: con acceso al exterior y consumo de pienso ecológico).
Habiendo salido de dudas y sabiendo qué es un alimento muy interesante nutricionalmente, ¡ahora toca entretenerse con la gran cantidad de formas que debe cocinarlos!